Aviso a navegantes y surferos

Es altamente recomendable el visionado de las películas ideocracia y la guía del autoestopista galáctico si se quieren entender en su plenitud las ideas expresadas en este blog. 

Así mismo es recomendable la lectura de la saga de Fundación y todos los libros de Terry Pratchett para entender la intención y expresión de la que están empapados los textos aquí redactados.

Gracias por visitarme y muchas más gracias si has tenido la paciencia de leerme (Que el espagueti te tenga en su gloria).

miércoles, 3 de septiembre de 2008

La fábula del internauta

Érase que se era un internauta en la pradera, hace tiempo que vivía con su familia cerca de una encina de la que mágicamente los frutos más exóticos crecían. Con solo desearlo la mágica encina probeía de bienes y alimento a todo aquél que se acercara, incluso desde la lejanía.

Todo el mundo era feliz al lado de esa encina.

Un día los insectos aparecieron cerca de la encina y empezaron a incordiar a aquellos que inocentemente se acercaban a la encina, haciendo la recogida de fruto algo más laboriosa y en algunos casos imposible, debido a los tremendo picotazos que repartían.

Todo el mundo era feliz al lado de esa encina.


Nuestro internauta, como todos los demás, se empezó a defender de ellos con pesadas protecciones de los insectos spaum, spyreware y otros (llamados onomatopéyicamente así por el sonido que hacían), pero estas protecciones hacían la recogida del fruto un poco más lenta y engorrosa pues ya tenían que ponerse sus protecciones donde antes todo era fácil y sencillo.

Todo el mundo era feliz al lado de esa encina.

La encina era tan maravillosa y mágica que intrigaba a otros recolectores, pues donde ellos tenían que plantar muchos y diversos árboles, el internauta sólo tenía que ir a su encina y todo bien se le aparecía.

Todo el mundo era feliz al lado de esa encina.

Los agricultores celosos y envidiosos de la fortuna del internauta decidieron que la encina era malvada ya que, decían, robaba los frutos diréctamente de sus cosechas y propiedades.

Todo el mundo era feliz al lado de esa encina.

Así que poco despues de decidir la iniquidad de la encina, los agricultores fueron a reclamar a la familia del internauta los tributos correspondientes. Aunque el tributo fue alto, la familia internauta decidió no pelear por sus legítimos derechos y accedió a pagar tributo, apesar de lo injusto que era.

Todo el mundo era feliz al lado de esa encina.

Pero los agricultores celosos no podían dejar de pensar en la mágica encina y lo inmensamente fácil que hacía la vida de la familia internauta, así que exigieron participar también de los frutos, pero sin dejar de cobrar su injusto tributo. La familia internauta, bondadosa y generosa como ninguna otra, accedió.

Todo el mundo era feliz al lado de esa encina.

Los agricultores no estaban satisfechos, pues como hombres codiciosos y sin corazón la ansiaban para si, cual helena de troya a los ojos del más vil y vicioso de los hombres se mostraba para ellos la encina.

Todo el mundo era feliz al lado de esa encina.

Finalmente los agricultores dicidieron que ellos controlarían que frutos daría la encina y además se los venderían a la familia internauta, pero también les siguieron cobrando el injusto tributo.

Todo el mundo era feliz al lado de esa encina.

Finalmente la familia internauta, pácifica y sin rencor partió de la verde pradera para jamás volver, la mágica encina al observar la desolación de la familia internauta y el negro corazón de los viles agricultores lloró durante toda la noche de la partida de la familia internauta hasta que se agostó.

Ya nadie era feliz al lado de esa encina.

Los agricultores tuvieron que volver a labrar los campos con esfuerzo, pero como se habían vuelto unos perezosos, debido a la dadivosidad de la encina, acabaron muriéndose de hambre.

Ya nadie era feliz al lado de esa encina.

La familia internauta encontró otra pradera y decidió vivir en ella. Y para su sorpresa encontró que la mágica encina volvió a crecer ya que esta crece siempre que la gente sea bondadosa y dadivosa, pues esa es la cualidad de la mágica encina, recibe el que da y no al contrario.

Todo el mundo fue feliz alrededor de esa encina

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